Fúquene es una de las lagunas sagradas del territorio Muysca, destacada en tiempos antiguos por ser una de las más grandes del continente Suramericano y fuente de agua, alimento y hábitat para una gran cantidad de pueblos humanos y otros animales.

Ubicada entre los departamentos de Cundinamarca y Boyacá, en la región central de Colombia, Fúquene ha venido padeciendo, en en el último siglo, la dramática merma de su tamaño y profundidad, debido a una serie de prácticas humanas que dan cuenta del olvido y el descuido respecto a su importancia ecosistémica y cultural. La tala de bosque nativo, la contaminación que generan las aguas negras y tóxicas que desembocan en su cuerpo lacustre, el desecamiento sistemático y la ganadería intensiva, son las principales causas de la pérdida de las dimensiones y de la salud de este precioso cuerpo lacustre.

 
 

Fúquene traduce hueso (quyne) o red (quyny) de zorra (Fu), lo que indica que, posiblemente, este fuese un territorio donde podían encontrarse una cantidad considerable de tales animales. Otra posible interpretación, de transmisión oral popular, tiene que ver con la existencia de una diosa zorra antigua, que mora en la laguna.

De allí que una de las piezas derivadas de mi acercamiento a esta laguna, retrata ese nido de cuido y crianza que pudo hacer sido la laguna para dichos mamíferos. Para ello trabajé en colaboración con la señora Flor Alba Briceño, reconocida tejedora de la región, quien tiene un nexo absoluto con este cuerpo de agua. Su oficio como tejedora depende del junco y la enea, dos plantas acuáticas que crecen en Fúquene de manera silvestre, y que son aprovechadas por los artesanos del territorio para la fabricación de hermosas piezas como esteras y canastos.

Los dos pequeños zorros, madre y cachorro, son hechos en arcilla de la misma laguna de Fúquene, de aquella que es sacada con relativa frecuencia de su interior, por grandes máquinas, en el intento por aumentar su nivel de profundidad.

La segunda pieza elaborada hace referencia a las guapuchas y peces capitán, que solían pescarse en abundancia. Debido a la gran cantidad de cuerpos de agua de esta región, entre los que se encuentran lagunas, humedales y ríos, sus pobladores vivieron siempre, a hasta hace muy poco, de la pesca.

 
 
 
 

Nido del agua que desaparece es un trabajo comisionado por Artesanías de Colombia, a través de la cuarta versión de su proyecto “Arte Vivo”, donde distint@s artistas y artesan@s son invitadas a trabajar en colaboración. Esta obra ha sido exhibida en ARTBO 2024, Expo Artesanías 2024 y en el salón de exposiciones Claustro de las Aguas, Bogotá, 2024.

Agradecimientos a Claudia Ramírez, Flor Alba Briceño, María Guerrero, Valentina Velandia, Mayerly Ferrucho y Rafael Arévalo.